lunes, 29 de septiembre de 2014

Actitudes, procedimientos y conceptos...


Este un post completamente de desahogo, el que espere aprender algo relacionado con la "UNED" quizás no deba molestarse en seguir leyendo. Sin embargo agradeceré que le echéis un ojo si os apetece.

Hace unos años empecé una carrera con la mayor vocación del mundo. Hablo de magisterio, tenía unas ganas tremendas de comerme el mundo, la juventud supongo que ayuda bastante pero siempre me habían dicho que se me daba muy bien explicar, que era un culo inquieto y que esas cosas hacían que llamara la atención.

Recuerdo que nada más empezar el primer curso me hice con un montón de libros que compré en Madrid sobre juegos, didáctica del deporte, cómo entrenar mejor a niños, juegos predeportivos... sí, mi especialidad de primaria era la educación física.

Bueno, era una universidad privada, yo me dejaba el alma y empecé a topar con los primeros obstáculos... en primer lugar nadie te toma demasiado en serio, en los centros concertados a los que acudía de prácticas la "gimnasia" era "toma un balón y apáñatelas", las clases teóricas reforzaban el amiguismo, el ímpetu por adoctrinar estaba tan a flor de piel que daban auténticos escalofríos, pero yo estaba decidido.

¿Sabéis cuál era la moda cuando yo empecé? Las actitudes, ya no solo valía con que supiéramos dar conceptos y procedimientos para que los alumnos aprendieran, había que enseñar a aprender, a relacionarse, a trabajar en equipo, era maravilloso responder de memoria todo lo aprendido en exámenes púramente teóricos sobre actitudes. Vivir una paradoja día a día durante tres años fue muy duro.

Puedo poner muchos ejemplos como estos, una de mis asignaturas para recibir el título acreditativo que me permite dar clases de religión (¿títulos? más vale que sobren...) era Antropo - psico - sociología del hecho cristiano. Mis curradas de trabajos de investigación sobre temas como la sábana santa recibían aprobados justos, trabajos mediocres sobre cómo "el código da Vinci" era un engañabobos que intentaba criticar la religión, sobresalientes. En informática para la didáctica mis WebQuest para que los niños aprendieran jugando eran ensombrecidas vilmente por cualquier trabajo que diera jabón a alguna de las temáticas preferidas por los tutores.

Al salir de la facultad, no sin cierto astío me preparé en una academia para las oposiciones, mientras no paraba de estudiar idiomas, hacer cursos... Lo puntero seguían siendo las actitudes, nos enseñaron a programar para no depender de libros de texto, debíamos ser el futuro, la revolución del sistema educativo, capaces de hacer ahorrar al sistema y enseñar en un nuevo nivel. Fue un año francamente duro de estudio, viendo reblandecerse las relaciones personales y afectivas por el bien de un "futuro mejor". Tras pagar las tasas, otros 60€ aproximadamente nos tocó vivir una de las oposiciones más funestas jamás habidas, pocas plazas, muy buenas notas y gente en la estacada con sobresalientes que no fueron sacados nunca de la bolsa de trabajo.

¿Sabéis que pasó en la exposición oral? Cuando vas con una idea clara, a comerte el mundo, te plantas ante una caterva de dinosaurios y les cuentas lo que te han explicado, lo que has aprendido a hacer, lo que verdaderemente puedes hacer. Les muestras que has programado un curso de sexto al milímetro, les cuentas que puedes hacer talleres francamente innovadores sobre terraformación con lombrices, crear un pequeño huerto lo cuál facilitará mucho el aprendizaje de las super necesarias actitudes en los alumnos, que al fin y al cabo eres del Sur y que si algo destaca aquí es lo relacioando con la naturaleza, los olivos, los cultivos, son nuestras raíces y salen hasta en nuestro himno... Les cuentas cómo has pasado meses preparando actividades de grupo, que vas a relacionar a los chicos con las chicas, para evitar antiguos y desfasados tabúes sexistas, les cuentas que los más avanzados en la clase serán tutores de los más atrasados porque tienes apoyo teórico y práctico en otros colegios en los que se ha demostrado el valor tremendo y las mejoras que suponen para ambos grupos este tipo de actividades. Les cuentas que puedes romper con las anquilosadas obligaciones para con las editoriales. Justificas todo, razonas todo, expones y argumentas. Te miran a los ojos... y te dicen con una sonrisa en los labios "caballero, me parece que usted vive un poco en los mundos de Yupi" y que lo que esperaban oir sobre coeducación era como iba a adaptar los textos burocráticos a ambos sexos, los padres y madres de los alumnos, los chicos y las chicas, los miembros y "las miembras".

Así amigos, es como se pierde una vocación y un año de duro esfuerzo, así es como sales de una sala abarrotada y te echas a llorar en el parking.

Nos ha tocado ser la generación intermedia, que vive entre la modernidad vanal y el arraigo arcáico. Nos ha tocado ser los que pierden, los que superan la treintena viviendo con sus padres, los mejor preparados peor tratados. Nos ha tocado ser los que ven los enchufes en sus propias narices y tragan bilis por litros, convivir con toda la frustración y contemplar comiendo techo cómo esto nos quita el sueño, la alegría y las ganas.

Con las mismas, empecé con mi otra vocación, la psicología, con más miedo que vergüenza a intentarlo con ganas. Mientras acabas humillado con ofertas de trabajo que exigen dos años de experiencia y un C1 de inglés para dar clases extraescolares a niños por 6€ la hora y disponibilidad completa de horario, cuando Decathlon te dice que puedes trabajar con ellos, que el mínimo lo das, piden que al menos estés diplomado con idiomas para vender zapatillas... porque pueden.

Y sin embargo aquí seguimos, ¿por qué? porque si te rindes ganan ellos. Todos los que quieren que las cosas sigan igual, todos los que piensan que la "titulitis" o los "padrinos" son lo más importante. 

Persigue tus sueños hasta el final, déjate la piel y el alma tras ellos, y si puedes emprender, emprende y demuéstrales cómo se hace. Tarde o temprano, la gente debe, es más, tiene que darse cuenta de que el mejor maestro de educación física es el que suda la camiseta día a día, el que tiene en sus marcadores del navegador doscientas páginas sobre entrenamiento, nutrición y dinámicas de grupo, igual que el mejor psicólogo es el que conjuga una empatía innata con cientos de horas de trabajo, lectura, aprendizaje y experiencia acumuladas... pueden engañarles una vez, o durante un tiempo, pero cuando prueban "lo bueno" saben muy bien dónde volver y será con aquellos que hayáis sudado sangre para conseguir vuestros objetivos.

Hay esperanza, no flaqueéis nunca, haced lo que os gusta mientras os quede una brizna de aliento en los pulmones y pase lo que pase podréis tener la cabeza alta. El que lo da todo no tiene nada de lo que avergonzarse.



Un abrazo.


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